21 de julio de 2010

Sobre monumentos y ciudad



Hitos y mitos

A cada quien su monumento
Cundo uno llega a una ciudad –naciendo o visitando- los hitos y símbolos ya están ahí, los más relevantes se visitan, se observan, en su caso se admiran y generalmente se fotografían, el resto se olvidan. Pocas veces nos preguntamos quien los manda a construir y quien decide que y donde colocarlo. Para obtener respuesta se requiere la integración de varios factores: decisión política, presupuesto, evento conmemorativo, orgullo local y cierta dosis de vanidad personal o urbana; en todo caso erigir un monumento, una estatua, un hito o un símbolo nunca es una demanda de la ciudadanía.

Es difícil pensar en la población exigiendo a sus autoridades la edificación de monumentos y estatuas a Juárez, Zapata, Hidalgo, Morelos, Allende, López Portillo, Díaz Ordaz, Carlos Hank, antiguos guerreros Aztecas o Mayas, y más difícil aún pidiendo monumentos al libro de texto gratuito, al drenaje profundo, al gobernante en turno, a Neptuno, al seguro social o a la expropiación petrolera; sin embargo el país esta plagado de estos y otros monumentos de carácter simbólico. Quienes en ocasiones lo logran son algunos grupos sociales quienes con el cabildeo correcto y con presupuesto propio o ajeno logran edificar monumentos a músicos populares, políticos partidistas, personajes religiosos, actores de cine o al Sr. Presidente.

En todo caso la edificación de monumentos “históricos” ha pasado a la historia, ahora se buscan erigir símbolos “abstractos” de gran escala que puedan, casi por decreto, convertirse en hitos e íconos de la ciudad en cuestión, una suerte de monumentos a la ciudad misma derivada de cierta necesidad de trascendencia e identificación icónica de las ciudades y sus administradores. Siempre es una tentación para los gobiernos en turno imponer elementos escultoricos que se transformen en símbolos locales, nacionales y con un poco de suerte en internacionales. Si el Ángel de la Independencia es el símbolo de la Ciudad de México y la Torre Eiffel es el símbolo de Paris por que el nuevo monumento no habría representar a dignamente a cualquier ciudad ante el mundo; íconos para marketing urbano, así de sencillo.

En la búsqueda de temas y sus respectiva ubicación para los nuevos símbolos de la ciudad, la clásica solución es la inserción de esculturas que simbolicen “la puerta” de la ciudad. En el mejor de los casos estos elementos sirven como mojoneras indicando límites urbanos, que con el tiempo, la expansión y densificación urbana los va difuminando del paisaje. Buen ejemplo de ello resultan las Torres de Satélite, elementos escultóricos que simbolizaban el acceso a un fraccionamiento y que ahora, descontextualizados, pierden sentido y simbolismos en medio de un gran caos urbano.

Los festejos del Bicentenario se presentan como una excelente oportunidad para que tanto políticos en turno como escultores, arquitectos y artistas diseñen, construyan y edifiquen toda suerte de monumentos de orden simbólico y que en función de su escala y presupuesto serán de representación nacional, estatal, regional o local. Sobre los primeros ya tenemos el primer resultado y con ello una buena polémica.


De Paseo
Puerta de los leones
Bosque de Chapultepec
Ciudad de México

Sus Laureles
Puerta de los leones
Bosque de Chapultepec
Ciudad de México
Observadores del "monumento"
Edificio en Reforma y Lieja
Paseo de la Reforma
Ciudad de México

Como león hechado
Puerta de los leones
Bosque de Chapultepec

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