22 de marzo de 2011

Estelita nomás no ha llegado, pero aquí la vamos a esperar.

Así déjenlo, ni le muevan.



Marzo 22 2011 y los avances son nulos o en su caso imperceptibles para los simples espectadores. La actividad es tan mínima como el interés de los transeúntes. El maestro Lujambio la prometió para el ultimo tercio del año y todo esta exactamente igual a cuando lo declaró, parece que ya se le olvidó acabar la tarea.

Pasadas y olvidadas las conmemoraciones bicentenarias la magna obra no se queda atrás en términos de olvido y mientras los medios esperan la invitación a la inauguración, la polémica Estela de Luz se encuentra en olvido colectivo, ya ni la la cerca de lámina acanalada es utilizada para poner grafitis y las grúas que se asoman dejaron de llaman la atención. Comenzamos a acostumbrarnos a la ausencia de la Puerta de los Leones, a la obra perenne, al desastre sobre Reforma, a la incapacidad del gobierno federal para planear y ejecutar proyectos.

La mejor opción es dejarlo tal y como esta para convertirlo en el Monumento al Sexenio. Monumento sin duda original, “de singular encanto”, emblemático, económico y sobre todo muy práctico. Solo habría que abrirle unas ventanitas para que los interesados se puedan asomar al interior y otorgarle plaza permanente al celoso guardia que siempre me dice que no puedo tomar fotos porque es “monumento federal”.

Al kilo


Para como va el sexenio al presidente no la va a dar empacho inaugurarlo así como está (tanto el monumento como el) y el amigo Lujambio quedaría muy bien parado con la idea, misma que será base ideológica para construir su exitosísima campaña presidencial y de ahí continuar con la gran obra calderonista. Enhorabuena!!!.

Hasta ahora dos lecciones de historia, primera: M. Rojkind y A. Ortiz les faltó visión apocalíptica en su propuesta (la realidad superando a la ficción creativa) y no lograron imaginar este escenario, segunda, F. Romero si hubiera terminado su aro bicentenario a tiempo, ya vimos que construyo tremendo museo en el mismo lapso de tiempo.
Puro batallar!.

Quedándose en la orillita