15 de noviembre de 2011

Creciendo como el orgullo

Antes de conocerte te adivine, llegaste en el momento en que te esperaba, no hubo sorpresa alguna cuando te hallé…


El silencio facilita la edificación de la Estela de Luz, al menos así lo parece. La estructura se levanta con rapidez y eficacia, las muy mentadas placas de cuarzo hacen su geométrica aparición dejando ver sus "deferencias" y en general la expectativa crece a la par que la obra. Los transeúntes -también conocidos como “la gente de a pie”-  que deambulan por el cruce de Lieja y Reforma miran la obra con curiosidad y extrañeza; uno de ellos pregunta a quien opera el teodolito: “oiga que van a construir ahí”, el del teodolito levanta con extrañeza su mirada hacia el monumento y contesta ufano de su desconocimiento, “no se”. Lo que si e sabe es que  el monumento cumple con una de las principales premisas de cualquier monumento que se respete: hace que la gente mire hacia arriba. Todos.

Ahí va.

Mas para arriba.

Pese a todo lo dicho y lo poco hecho, el asunto sigue su tortuoso encumbramiento hacia la promesa tardía pero cumplida y el monumento al bicentenario se “yergue imponente” sobre la otrora banqueta que en su momento inicial marcaba el inicio del Paseo de Emperador. No solo al Estela sigue su marcha, las demandas por derecho de autor siguen su curso, las investigaciones presupuestarias también (queremos pensar pues los del PVEM siempre van por mas), el amigo Lujambio “se bajó de la contienda presidencial” y al día de hoy convalece en el hospital por una “severa insuficiencia renal” consecuencia de tremendo cáncer, condición pero que sin duda le impiden supervisar personalmente los avances; como buen enamorado el Arq. Pérez Becerril guarda silencio, corajes, rencores y un amplio conjunto de malos recuerdos mientras que los autores otrora desconocidos regresan con paterna alegría a supervisar el crecimiento de su hijo predilecto, no sin dejar de asegurar que este crecerá fuerte y guapo tal y como lo planearon en su concepción al tiempo en que se imaginan a si mismos presentes, orgullosos y elegantes el día de su graduación. Salud pues.

Brillositos 
¿Que me ves?.
No por complotistas o negativos, pero ante los antecedentes nacionales y particulares, no se debe cantar victoria ni poner a enfriar la sidra (quien sabe si alcanzará el presupuesto para el Champagne) hasta que termine la obra e incluso tiempo después. A estas alturas a quien no extrañaría saber de fallas en la cimentación, problemas eléctricos, clausuras de obra, quejas vecinales, hundimientos, rayos y centellas fulminantes (que anunciaban los ingenieros del Instituto de Ingeniería de la UNAM), huelga de trabajadores, autos impactados en la obra, “tomas” populares, plantones de ejidatarios reclamando la propiedad de esas tierras, actos vandálicos, caída de helicópteros o jets, incendios, modificaciones al proyecto, aparición de cadáveres de “delincuentes que peleaban la plaza” o simplemente de algún imprevisto. Nunca se sabe.


Conected. 
Encuentre las diferencias de clase.

Seamos pacientes, la construcción de la patria y particularmente de sus símbolos, no se hace en un día. Permitamos a nuestros líderes que nos den luz, que marquen el paso y abran la brecha que fincará el camino hacia la emancipación y orgullo nacional al grito de “va mi puesto en prenda, voy por el”.

Que no se mueva


¿Y a ti para que te gusta?.

Aquí un breve pero certero video de como un típico representante del pueblo de México entiende su relación con Estelita, la de la Luz. 



Con Luz.